Soy cristiano, ¿debo votar al PP?
Tras leer la nota que ha publicado la Conferencia Episcopal con "orientaciones morales" para las próximas elecciones, todos los medios de comunicación y todos los partidos -menos el PP- se han rasgado las vestiduras: ¡Los obispos piden que se vote al PP! Los católicos leen con más interés el periódico que los documentos de la Conferencia Episcopal, así que es fácil que muchos hayan concluido que, efectivamente, los obispos les están diciendo que la única opción válida en las próximas elecciones es votar al PP.
A algunos les sorprenderá, pero a muchos vendrá a confirmarles su intención de voto: en definitiva, votar al PP es lo único que puede hacer un cristiano, ¿no? Ya sabemos que no es perfecto, pero es lo más "cristiano" que se presenta… Pues no. No es que con la pastoral de los obispos en la mano sea dudoso que se pueda votar al PP; es que la postura de este partido en algunos puntos claves, como la defensa de la vida, le convierten directamente en incompatible con el voto de los católicos.
Nadie que se considere católico y quiera seguir las directrices de la Iglesia puede votar al PP. Veamos por qué. Oigamos, en primer lugar, a un obispo español, Mons. Demetrio Fernández, obispo de Tarazona, en una de sus últimas cartas pastorales. "Si para ganar votos ese partido promueve o tolera el divorcio, o las uniones homosexuales, o el aborto, o la píldora del día después, o la manipulación de embriones, ese partido, sea de derechas o de izquierdas, no merece el voto de una familia cristiana". (Mons. Demetrio Fernández, Carta Pastoral Y, ¿qué es la familia cristiana?). ¡Pero el PP no ha promovido el divorcio exprés, ni el "matrimonio" homosexual, ni el aborto! ¡Ha sido el PSOE quien ha realizado esas leyes!
Hay que votar al PP para desalojar a los socialistas: si el PP obtiene mayoría, podrá cambiar todas esas leyes injustas. ¿Ah sí? Desde luego, si obtiene mayoría, podría hacerlo (aunque durante varios años con mayoría absoluta no lo hiciera). Muchos cristianos le votan exclusivamente porque creen que va a hacerlo. Pero los que piensan así deben ser de los que ni siquiera leen el periódico. Veamos lo que dijo Rajoy en una entrevista en el diario El Mundo: P.- ¿Modificaría usted la Ley del Aborto? R.- No, nosotros hemos convivido con la ley actual entre 1996 y 2004. Lo que procuraría es que se aplicara. P.- ¿Pero no se está poniendo de relieve que esa ley incluye un gran elemento de hipocresía, que es el de la salud psíquica de la madre? R.- Si hay un grave riesgo para la salud psicológica de la madre, yo estoy de acuerdo en que se pueda interrumpir el embarazo. El Tribunal Constitucional ha dicho que eso es constitucional.
P.- Lo que pasa es que es un concepto tan subjetivo y tan amplio que, en la práctica, España se ha convertido en uno de los países de Europa en los que se practican más abortos y en un periodo de gestación más avanzado. R.- Ese es un fraude en la aplicación de la ley; lo importante es que la Justicia actúe, como ha ocurrido en las últimas fechas. Yo estoy lógicamente a favor de la vida, y sólo en las circunstancias excepcionales que contempla la ley se debe poder practicar un aborto. No estoy a favor de que se haga porque sí, ni en el quinto mes de embarazo, ni en el tercero, ni en el segundo.
P.- ¿No habría, como mínimo, que poner un límite temporal al momento en el que se puede abortar invocando la salud psíquica de la madre? R.- Yo no modificaría la Ley del Aborto, procuraría que se aplicara. Y le recuerdo que el Tribunal Constitucional se pronunció en su momento contra la Ley de Plazos Así que está "a favor de la vida", pero no piensa tocar una ley que permite la muerte de miles de niños al año… Muy cristiano no parece, ¿no? Seguro que se trata de una manipulación; no me fío de los medios de comunicación, siempre hacen decir al entrevistado lo que ellos quieren, o publican cosas que no ha dicho. Efectivamente, muchas veces es así. Por eso, lo más sensato es recurrir a la propia página del PP.
Esta página tiene un apartado en que los usuarios pueden plantear sus dudas, y un representante del partido les responde. Veamos qué contestaron al preguntar sobre la posibilidad de cambiar la Ley del aborto: "El Partido Popular no incluirá en su Programa electoral ninguna modificación sobre la Ley del aborto, una Ley sobre la que existe un amplísimo consenso social. Apoyamos la legislación vigente y exigimos su exacto cumplimiento". Vaya, pues parece que la entrevista de El Mundo no estaba manipulada, ¿no? Volvamos a la carta de D. Demetrio: "Si un partido promueve O TOLERA […] no merece el voto de una familia cristiana".
No basta con que un partido redacte leyes inmorales, no basta con que promueva el aborto o los matrimonios gays para que un católico no pueda darles su voto: si un partido, pudiendo hacerlo, no suprime estas leyes injustas, no merece el voto de los católicos, y éstos, si quieren ser fieles a la Iglesia, no deben dárselo. ¡Pero ése no es mi obispo! Él puede enseñar a sus fieles lo que quiera, pero a mi obispo diocesano no se ha pronunciado; no me afecta lo que diga el obispo de Tarazona (más aún: ¿dónde está Tarazona?). Pasemos por alto el error eclesiológico de quien razona así. Vale que se trata de una recomendación del obispo de Tarazona, una diócesis más bien modesta. Sin embargo, hay otro obispo que sí se ha pronunciado: el de Roma. Por ejemplo, en la carta pastoral Sacramentum Caritatis, Benedicto XVI recuerda que "En efecto, el culto agradable a Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en nuestras relaciones sociales: al contrario, exige el testimonio público de la propia fe.
Obviamente, esto vale para todos los bautizados, pero tiene una importancia particular para quienes, por la posición social o política que ocupan, han de tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables" (SC 83). Por si queda alguna duda, una Nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe de 24 de noviembre de 2002 lo deja bien claro: "Quienes se comprometen directamente en la acción legislativa tienen la "precisa obligación de oponerse" a toda ley que atente contra la vida humana. Para ellos, como para todo católico, vale la imposibilidad de participar en campañas de opinión a favor de semejantes leyes, y a ninguno de ellos les está permitido apoyarlas con el propio voto. […] La conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral [...] Este es el caso de las leyes civiles en materia de aborto y eutanasia (que no hay que confundir con la renuncia al ensañamiento terapéutico, que es moralmente legítima), que deben tutelar el derecho primario a la vida desde de su concepción hasta su término natural". Vaya, vaya. Así que no basta con no haber redactado las leyes injustas: es necesario oponerse a ellas.
Por lo visto, el obispo de Roma coincide con el de Tarazona: ningún político que tolere la pervivencia de leyes tan gravemente contrarias a la enseñanza de la Iglesia en materias tan sensibles como el aborto merece el voto de los católicos. Sigamos preguntando a Rajoy:
P.- ¿Derogaría usted la Ley del Matrimonio Homosexual? R.- Sólo hay tres países que le llaman matrimonio. A mí eso no me gusta, y por eso la he recurrido ante el Constitucional. Voy a esperar a la sentencia. En cualquier caso, si yo hiciera alguna modificación, sólo afectaría al nombre y no a los derechos y obligaciones que establece esa ley. P.- Pero si el Tribunal dice que el nombre cabe en la Constitución, ¿respetaría ese criterio y mantendría esa denominación? R.- En este momento sólo me puedo comprometer a respetar los derechos que esa ley otorga a las personas. Así que, "nombre no, derechos sí": le cambiaremos el nombre a la ley, pero la dejaremos igual. Que parezca otra, aunque sea igual. No suena muy honrado, ¿verdad? D. Mariano, nos está usted decepcionando... P.- ¿Derogaría usted la Ley del Divorcio Exprés? R.- Nosotros no hemos votado en contra de esa ley, ni nos hemos opuesto a ella, y, por lo tanto, no la voy a cambiar. Pero deberíamos hacer pedagogía sobre el valor de la estabilidad familiar.
¡Pero bueno! Si yo pensaba que el PP defendía la moral cristiana. ¿Cómo es posible? Preguntemos a Rajoy: P.- ¿No se han confundido demasiado en éste y otros asuntos las posiciones del PP con las de la Iglesia Católica? R.- En absoluto. La Iglesia católica defiende posiciones morales desde hace 2.000 años.
En algunas cosas, el PP coincide con la Iglesia y en otras, no. Siempre he dicho que lo más importante es preservar la propia independencia frente a todo el mundo. Hasta ahora, por lo visto, la mayor coincidencia del PP con la Iglesia era que muchos de sus votantes salían de la feligresía católica. Pero ahora ya sabemos que las coincidencias terminan ahí: en los temas que más preocupan a los católicos, en aquellos que la Iglesia ha dicho que no se admiten componendas (porque está en juego la vida de seres humanos y el futuro de la familia), la postura del PP es opuesta a la de la Iglesia.
Ningún cristiano debería darles su voto. Lo han dicho los obispos. Lo ha dicho el Papa.
Javier Palacios de Elías
Leido en Diario Hispanidad.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home