Campanas de Libertad

un vistazo a lo más interesante de la actualidad

22 febrero 2008

Partido Familia y Vida. Es cuestión de tiempo.

Es cuestión de tiempo que nos demos cuenta que la familia formada por un hombre y una mujer unidos en matrimonio es el mejor lugar para educar a los niños y que es el ámbito natural de solidaridad entre padres e hijos, entre jóvenes y ancianos.

Es cuestión de tiempo que podamos educar en libertad a nuestros hijos.

Es cuestión de tiempo, que el vientre de una madre vuelva a ser el lugar más seguro para una vida.

Partido Familia y vida. Es cuestión de tiempo.



Defendemos la VIDA HUMANA desde su inicio hasta su terminación por causas naturales; nos oponemos, por lo tanto, a cualquier interrupción intencionada como son el aborto, la eutanasia o la pena de muerte.

Reclamamos la protección preferente de los derechos e intereses de la FAMILIA. Aquella comunidad formada por un hombre y una mujer, unidos en matrimonio y sus hijos.

Proclamamos la libertad de ENSEÑANZA, la libertad de elección de centro, la formación moral y religiosa de acuerdo con las convicciones de los padres, y la gratuidad y calidad de la enseñanza básica obligatoria.

Exigimos la promoción de la asistencia, la rehabilitación y la inserción social de las víctimas de la POBREZA y EXCLUSIÓN SOCIAL, así como la denuncia de las causas de las injusticias que generan estas situaciones. En especial con la INMIGRACIÓN para quienes apoyamos la reagrupación y legalización con atribución de plenos derechos de sus familias.

http://www.partidofamiliayvida.es/

18 febrero 2008

Un bebé pregunta a los políticos.

16 febrero 2008

Soy cristiano, ¿debo votar al PP?

Tras leer la nota que ha publicado la Conferencia Episcopal con "orientaciones morales" para las próximas elecciones, todos los medios de comunicación y todos los partidos -menos el PP- se han rasgado las vestiduras: ¡Los obispos piden que se vote al PP! Los católicos leen con más interés el periódico que los documentos de la Conferencia Episcopal, así que es fácil que muchos hayan concluido que, efectivamente, los obispos les están diciendo que la única opción válida en las próximas elecciones es votar al PP.

A algunos les sorprenderá, pero a muchos vendrá a confirmarles su intención de voto: en definitiva, votar al PP es lo único que puede hacer un cristiano, ¿no? Ya sabemos que no es perfecto, pero es lo más "cristiano" que se presenta… Pues no. No es que con la pastoral de los obispos en la mano sea dudoso que se pueda votar al PP; es que la postura de este partido en algunos puntos claves, como la defensa de la vida, le convierten directamente en incompatible con el voto de los católicos.

Nadie que se considere católico y quiera seguir las directrices de la Iglesia puede votar al PP. Veamos por qué. Oigamos, en primer lugar, a un obispo español, Mons. Demetrio Fernández, obispo de Tarazona, en una de sus últimas cartas pastorales. "Si para ganar votos ese partido promueve o tolera el divorcio, o las uniones homosexuales, o el aborto, o la píldora del día después, o la manipulación de embriones, ese partido, sea de derechas o de izquierdas, no merece el voto de una familia cristiana". (Mons. Demetrio Fernández, Carta Pastoral Y, ¿qué es la familia cristiana?). ¡Pero el PP no ha promovido el divorcio exprés, ni el "matrimonio" homosexual, ni el aborto! ¡Ha sido el PSOE quien ha realizado esas leyes!

Hay que votar al PP para desalojar a los socialistas: si el PP obtiene mayoría, podrá cambiar todas esas leyes injustas. ¿Ah sí? Desde luego, si obtiene mayoría, podría hacerlo (aunque durante varios años con mayoría absoluta no lo hiciera). Muchos cristianos le votan exclusivamente porque creen que va a hacerlo. Pero los que piensan así deben ser de los que ni siquiera leen el periódico. Veamos lo que dijo Rajoy en una entrevista en el diario El Mundo: P.- ¿Modificaría usted la Ley del Aborto? R.- No, nosotros hemos convivido con la ley actual entre 1996 y 2004. Lo que procuraría es que se aplicara. P.- ¿Pero no se está poniendo de relieve que esa ley incluye un gran elemento de hipocresía, que es el de la salud psíquica de la madre? R.- Si hay un grave riesgo para la salud psicológica de la madre, yo estoy de acuerdo en que se pueda interrumpir el embarazo. El Tribunal Constitucional ha dicho que eso es constitucional.

P.- Lo que pasa es que es un concepto tan subjetivo y tan amplio que, en la práctica, España se ha convertido en uno de los países de Europa en los que se practican más abortos y en un periodo de gestación más avanzado. R.- Ese es un fraude en la aplicación de la ley; lo importante es que la Justicia actúe, como ha ocurrido en las últimas fechas. Yo estoy lógicamente a favor de la vida, y sólo en las circunstancias excepcionales que contempla la ley se debe poder practicar un aborto. No estoy a favor de que se haga porque sí, ni en el quinto mes de embarazo, ni en el tercero, ni en el segundo.

P.- ¿No habría, como mínimo, que poner un límite temporal al momento en el que se puede abortar invocando la salud psíquica de la madre? R.- Yo no modificaría la Ley del Aborto, procuraría que se aplicara. Y le recuerdo que el Tribunal Constitucional se pronunció en su momento contra la Ley de Plazos Así que está "a favor de la vida", pero no piensa tocar una ley que permite la muerte de miles de niños al año… Muy cristiano no parece, ¿no? Seguro que se trata de una manipulación; no me fío de los medios de comunicación, siempre hacen decir al entrevistado lo que ellos quieren, o publican cosas que no ha dicho. Efectivamente, muchas veces es así. Por eso, lo más sensato es recurrir a la propia página del PP.

Esta página tiene un apartado en que los usuarios pueden plantear sus dudas, y un representante del partido les responde. Veamos qué contestaron al preguntar sobre la posibilidad de cambiar la Ley del aborto: "El Partido Popular no incluirá en su Programa electoral ninguna modificación sobre la Ley del aborto, una Ley sobre la que existe un amplísimo consenso social. Apoyamos la legislación vigente y exigimos su exacto cumplimiento". Vaya, pues parece que la entrevista de El Mundo no estaba manipulada, ¿no? Volvamos a la carta de D. Demetrio: "Si un partido promueve O TOLERA […] no merece el voto de una familia cristiana".

No basta con que un partido redacte leyes inmorales, no basta con que promueva el aborto o los matrimonios gays para que un católico no pueda darles su voto: si un partido, pudiendo hacerlo, no suprime estas leyes injustas, no merece el voto de los católicos, y éstos, si quieren ser fieles a la Iglesia, no deben dárselo. ¡Pero ése no es mi obispo! Él puede enseñar a sus fieles lo que quiera, pero a mi obispo diocesano no se ha pronunciado; no me afecta lo que diga el obispo de Tarazona (más aún: ¿dónde está Tarazona?). Pasemos por alto el error eclesiológico de quien razona así. Vale que se trata de una recomendación del obispo de Tarazona, una diócesis más bien modesta. Sin embargo, hay otro obispo que sí se ha pronunciado: el de Roma. Por ejemplo, en la carta pastoral Sacramentum Caritatis, Benedicto XVI recuerda que "En efecto, el culto agradable a Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en nuestras relaciones sociales: al contrario, exige el testimonio público de la propia fe.

Obviamente, esto vale para todos los bautizados, pero tiene una importancia particular para quienes, por la posición social o política que ocupan, han de tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables" (SC 83). Por si queda alguna duda, una Nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe de 24 de noviembre de 2002 lo deja bien claro: "Quienes se comprometen directamente en la acción legislativa tienen la "precisa obligación de oponerse" a toda ley que atente contra la vida humana. Para ellos, como para todo católico, vale la imposibilidad de participar en campañas de opinión a favor de semejantes leyes, y a ninguno de ellos les está permitido apoyarlas con el propio voto. […] La conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral [...] Este es el caso de las leyes civiles en materia de aborto y eutanasia (que no hay que confundir con la renuncia al ensañamiento terapéutico, que es moralmente legítima), que deben tutelar el derecho primario a la vida desde de su concepción hasta su término natural". Vaya, vaya. Así que no basta con no haber redactado las leyes injustas: es necesario oponerse a ellas.

Por lo visto, el obispo de Roma coincide con el de Tarazona: ningún político que tolere la pervivencia de leyes tan gravemente contrarias a la enseñanza de la Iglesia en materias tan sensibles como el aborto merece el voto de los católicos. Sigamos preguntando a Rajoy:

P.- ¿Derogaría usted la Ley del Matrimonio Homosexual? R.- Sólo hay tres países que le llaman matrimonio. A mí eso no me gusta, y por eso la he recurrido ante el Constitucional. Voy a esperar a la sentencia. En cualquier caso, si yo hiciera alguna modificación, sólo afectaría al nombre y no a los derechos y obligaciones que establece esa ley. P.- Pero si el Tribunal dice que el nombre cabe en la Constitución, ¿respetaría ese criterio y mantendría esa denominación? R.- En este momento sólo me puedo comprometer a respetar los derechos que esa ley otorga a las personas. Así que, "nombre no, derechos sí": le cambiaremos el nombre a la ley, pero la dejaremos igual. Que parezca otra, aunque sea igual. No suena muy honrado, ¿verdad? D. Mariano, nos está usted decepcionando... P.- ¿Derogaría usted la Ley del Divorcio Exprés? R.- Nosotros no hemos votado en contra de esa ley, ni nos hemos opuesto a ella, y, por lo tanto, no la voy a cambiar. Pero deberíamos hacer pedagogía sobre el valor de la estabilidad familiar.
¡Pero bueno! Si yo pensaba que el PP defendía la moral cristiana. ¿Cómo es posible? Preguntemos a Rajoy: P.- ¿No se han confundido demasiado en éste y otros asuntos las posiciones del PP con las de la Iglesia Católica? R.- En absoluto. La Iglesia católica defiende posiciones morales desde hace 2.000 años.

En algunas cosas, el PP coincide con la Iglesia y en otras, no. Siempre he dicho que lo más importante es preservar la propia independencia frente a todo el mundo. Hasta ahora, por lo visto, la mayor coincidencia del PP con la Iglesia era que muchos de sus votantes salían de la feligresía católica. Pero ahora ya sabemos que las coincidencias terminan ahí: en los temas que más preocupan a los católicos, en aquellos que la Iglesia ha dicho que no se admiten componendas (porque está en juego la vida de seres humanos y el futuro de la familia), la postura del PP es opuesta a la de la Iglesia.

Ningún cristiano debería darles su voto. Lo han dicho los obispos. Lo ha dicho el Papa.

Javier Palacios de Elías

Los principios no-negociables de Hillary Clinton.

Resulta que la Universidad católica de St. Mary va a recibir la visita de la muy honorable Hillary Diane Rodham Clinton. Y resulta que monseñor José Gómez, arzobispo de San Antonio, tutor del susodicho centro académico, ha dicho que no le parece del todo bien, dada la política abortera que defiende doña Hillary. Utilizando la terminología de Benedicto XVI, que está recorriendo el planeta, para el obispo -e incluso para todos los texanos que no sean sordos- la señora Clinton habría atentado contra los principios no-negociables para a un católico. Desde luego, la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, forma parte de los cuatro valores no-negociables del Pontífice, junto a la familia, la libertad de enseñanza y el bien común.

Y no parece servirle al prelado que las autoridades de Saint Mary adviertan no apoyar a candidatos específicos -sólo faltaba- porque para monseñor Gómez, recibir en el claustro a la candidata abortista puede interpretarse como un “apoyo a sus acciones”.

Podemos trasladar el caso Hillary al circo electoral español. Por ejemplo, ninguna institución universitaria católica debería abrir sus puertas a los políticos del Partido Popular, cuyo líder, Mariano Rajoy insiste en que mantendrá la ley que permite el “abominable” crimen del aborto así como la norma que ensalza la sodomía hasta el grado de matrimonio.

Deberían los obispos españoles, como hacen los obispos norteamericanos, prohibir la comunión a los políticos del PP y del PSOE, porque ambos defienden el aborto, casan gays, etc. El alcalde Gallardón no pinta nada en la Misa de la Almudena -con discurso municipal encima-, y la presidenta Esperanza Aguirre, que financia el aborto en Madrid con dinero público, debería estar vetada en las universidades católicas, como el CEU, la de Navarra, o Comillas. Y, por supuesto, como hacen los obispos norteamericanos, vetarle la eucaristía a los políticos que defienden el aborto o la sodomía (lo hicieron, sin ir más lejos, con el candidato católico John Kerry). Son principios no-negociables. De los políticos socialistas, sólo puede decirse que, respecto a los valores no-negociables, son lo mismo que el PP pero más brutos: ídem. Y todo por una mera cuestión de coherencia.

Si se compara la carta de monseñor Gómez con la de los obispos españoles sobre las elecciones del 9-M, debemos concluir que los prelados españoles se han quedado muy cortos. Ellos no han dicho a quién hay que votar, se han limitado a exponer una serie de verdades morales, y con ello yo llego a la conclusión de que, como católico, no puedo votar ni al PSOE ni al PP. Simplemente, ambos atentan contra los valores no-negociables. Lo dice el Papa.

Y en entonces, ¿a quién puede votar un católico? Pues a los partidos que sí cumplen esos principios básicos. Por ejemplo a Familia y Vida, por ejemplo, a Alternativa Española (AES), por ejemplo a la Comunión Tradicionalista y Carlista (CTC), por ejemplo a Solidaridad Internacionalista (SAIN). Ahí tienen un partido nacido para defender la familia natural y al ser humano más inocente; un segundo, bien distinto, al que además, preocupa mucho que España no se rompa. La CTC es la heredera del tradicionalismo español, de gloriosa historia intelectual, confesional (como AES, pero no como Familia y Vida ni como SAIN). Si quieren un partido internacionalista de izquierdas, que respeta esos principios, ahí tienen a SAIN, que también cumple los cuatro valores no negociables.

¿Que votar a esos partidos no cambia nada? Sí que cambia. Cuando no cambia nada es perpetuando el actual sistema de partidos, un espejismo de pluralidad, porque, en el fondo, las formaciones del arco parlamentario se diferencian en una sola cosa: en los nombres de sus diputados. Piénsenlo: ¿Cuál ha sido el cambio de Aznar a Zapatero en lo referente a los valores no-negociables? En imagen que tomo prestada del que fuera presidente-fundador de Familia y Vida, José Alberto Fernández, “el PP nos puso al borde del abismo, ZP sólo nos ha dado un empujoncito”.

Eulogio López · Candidato de Familia y Vida al Congreso
Leido en el Diario Hispanidad

14 febrero 2008

Juno. Una jovencita que se mete en el corazón.


Al igual que sucediera el pasado año con Pequeña Miss Sunshine; Juno, un largometraje independiente realizado con “cuatro duros”, se ha colocado en la carrera de los Oscar entre películas de gran presupuesto. La razón hay que buscarla en un guión lleno de encanto, tremendamente original y políticamente incorrecto.


Juno MacGuff (Ellen Page), es una despierta adolescente cuya inconsciencia propicia un embarazo no deseado. Aunque en un principio baraja la idea del aborto al final, como se trata de una chica valiente, apuesta por tener a su bebé y darlo en adopción. La búsqueda de una pareja ideal también conllevará sus problemas. Pero, a pesar de todo, esos nueve meses de espera y de desafío supondrán, para Juno, una experiencia inolvidable.


En un año durante el cual han abundado las producciones norteamericanas pesimistas, giren o no alrededor de la guerra de Iraq, Juno supone una bocanada de aire fresco y una inyección de alegría: porque apostar por la vida siempre resulta gratificante. Esta jovencita se mete en el corazón del espectador por sus inseguridades (propias de su edad), por su agudeza y por su inteligente forma de afrontar la vida. A través de la actuación llena de matices de Ellen Page (que se merece el Oscar a la mejor actriz) asistimos a la estupefacción de la protagonista por el embarazo inesperado, a las dudas por seguir adelante con él y a la constatación de que el nuevo ser humano que anida en su interior merece una oportunidad…Todo ello con unos golpes de humor inteligentes que provocan las carcajadas.


Sinceramente, dudo que esta comedia simpática y agradable se lleve alguno de los Oscar a los que está nominada (mejor película, mejor director, mejor actriz y mejor guión original) pero no me cabe la duda de que es la propuesta cinematográfica que dejará más felices a los espectadores.


Para: Los que les gusten las comedias llenas de encanto.

Leido en Hispanidad.com

11 febrero 2008

Yo rompo con Zapatero - No más adoctrinamiento.

06 febrero 2008

Nunca lo mires.

Al final del vídeo el doctor trata de enfocar lo que tiene delante con su cámara oculta. Se trata de un ser humano muerto. Después de veintitantas semanas de gestación, alguien había acabado con su vida, lo había arrancado de las entrañas de su madre y lo había depositado allí, sobre unas gasas o toallas, antes de tirarlo a la basura, o puede que a la trituradora. Luego se oye la voz de la doctora que, seguramente, ha dirigido la valiente y heroica operación: "Pero ¿qué haces? ¿lo estás mirando? ¡No se te ocurra hacerlo! Yo nunca los miro …".

Aquella tarde de principios de Julio de 1996 estaba lloviendo. Yo estaba sentado, solo, en la mesa del comedor. Había más gente en casa, mucha más, pero reinaba un silencio digno de un desierto. La lluvia era cada vez más fuerte y yo no podía parar de llorar, como si me hubiera propuesto imitar burdamente a los elementos. Sólo hacía unos días que el ginecólogo nos había dicho que el corazón de los gemelos ya no latía. A mi mujer la ingresaron en el hospital y la provocaron un parto ya imposible. Y nuestros dos hijos nacieron muertos, y los colocaron en unas bandejitas, y nos preguntaron qué queríamos hacer con ellos. Dieciséis semanas de gestación, eso era todo, y aún así los miré. Estuve mucho tiempo mirándolos. Eran dos cuerpos masculinos completamente formados, de una hermosura incalificable. Aunque eran gemelos, sus caras era diferentes: uno era más alto y de expresión apacible, el otro, de menos estatura, parecía uno de esos zascandiles que no se puede estar quieto nunca. Mi mujer también los miró. Mis otros hijos también los miraron, pues querían conocer a sus hermanitos pequeños que ahora ya estaban en el cielo. Un buen sacerdote los bendijo, aunque me advirtió que la bendición más importante es la de los padres, y les dio cristiana sepultura. A veces solemos ir a pasear al cementerio a llevarles flores, y alguna que otra oración.

Hace poco recibí uno de esos correos que contienen una presentación de Powerpoint con bonitas fotos y frases alentadoras. Una de ellas me llamó la atención, decía así: "He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre". Es cierto, pensé. Pero yo también he aprendido que cuando te atreves a mirar a un hijo pequeño que nunca llegó a ver la luz, ese niño jamás se apartará de tu corazón.

Aquella tarde, ya lo he dicho, llovía, y desde aquella tarde no he vuelto a llorar. Y cada vez que oigo o leo algo sobre el aborto, no puedo evitarlo, me quedo callado, casi paralizado, viendo la imagen de mis hijos muertos, depositados sobre aquella bandejita. Así que, amigo lector, mi aportación a este debate es muy pobre. No me atrevo a alzar la voz para pedir que cambien la ley, o que actúen las autoridades, o que metan a nadie en la cárcel, sólo acierto a balbucir una oración para pedir al Señor que tenga misericordia de todos nosotros, de este mundo que se ha vuelto loco. A veces me imagino enfrente de una de estas pobres desgraciadas y me invade la ilusión de que alguien me concede un par de minutos antes del asesinato. Si fuera así, sólo les diría: cuando todo acabe, no lo mires. No cometas nunca ese error. Porque si lo haces, corres el peligro de sentir un amor que nunca antes habías sentido, que ni siquiera sospechabas que existiera: un amor infinito hacia tu pequeño hijo muerto. El mismo que el Padre, que lo acaba de acoger en su seno, siente por ti.

Artículo de Epifanio Gallo en Debate 21.

05 febrero 2008

Familia y Vida propone que partidos políticos y sindicatos se financien de la misma forma que la Iglesia Católica.

Marcos Lizarbe: “Sería interesante saber cuántos votantes del PSOE o del PP están dispuestos a pagar el sueldo de Zapatero o Rajoy”.

El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, ha amenazado a la Iglesia con retirarle la “subvención” pública que recibe. Al parecer, el cerebro del PSOE se ha olvidado de que fue su Gobierno el terminó con la subvención que completaba la asignación tributaria. Ahora, la Iglesia se financia con las limosnas de sus fieles y, en algo menos del 20%, con la llamada asignación tributaria, que no es una subvención sino una aportación que el contribuyente realiza libremente si así lo desea.

Pues bien, el presidente del partido político Familia y Vida, Marcos Lizarbe, ha declarado a Hispanidad que su formación es partidaria de que los partidos políticos y los sindicatos se financien de la misma forma que la Iglesia Católica, vía IRPF. Partidos y centrales reciben subvenciones, proporcionales a su número de votos, pero cuya cuantía deciden los propios parlamentarios.

En resumen, la diferencia está en que si los españoles no apoyan a la Iglesia, ésta podría no cobrar ni un euro. Por contra, los partidos políticos y los sindicatos, aunque proporcionalmente a su número de votos, siempre cobran su subvención... cuya cuantía, además, deciden ellos.
“Lo lógico –asegura Lizarbe- es que partidos y sindicatos testen la confianza que en ellos tienen los ciudadanos en el impuesto sobre la renta, al igual que hace la Iglesia. Sería interesante –asegura- conocer cuántos votantes del PP o del PSOE están dispuestos a pagar con el dinero de sus impuestos el salario de Rodríguez Zapatero o de Mariano Rajoy”.

El presidente del PP cobra 3.020 euros al mes en el Parlamento, más un sueldo de aproximadamente 4.000 euros como presidente del PP. Zapatero cobra anualmente 7.080 euros más su sueldo en el PSOE. Un obispo no llega a los 900 euros de salario al mes.

Noticia del Diario Hispanidad

02 febrero 2008

PROBLEMAS HUMANOS Y NO DE 400 EUROS.

"Ayudar a las familias cuando tienen problemas es lo que es capaz de hacer este Gobierno", dice el Presidente.

Dudo de la buena intención de este deseo, porqué las palabras se las lleva el viento... y de las capacidades de este Gobierno ya tenemos todos botones de muestra, por desgracia, dolorosas espinas clavadas en el corazón.

Y yo me pregunto, ¿a qué problemas de las familias es capaz de ayudar este Gobierno?

Que haya familias españolas que maten a sus hijos pensando que viviran "mejor" sí es un problema.
Que cada menos de 4 minutos se rompa una familia, sí és un problema.
Que nuestros niños y adolescentes tengan un nivel pésimo de cultura y educación, sí és un problema.
Que las madres tengan que dejar a su bebé a les 4 meses porqué no llegan a final de mes, sí es un problema.
Que las personas viudas, o que viven solas, no tengan la atención económica y social garantizada, sí es un problema.
Que los jóvenes no puedan casarse porqué no pueden acceder a una vivienda, sí es un problema.

Y otros miles de problemas humanos, reales y primarios más, que no se solucionan con 400 euros, pero que sÍ tienen solución.Es popularmente sabido que el dinero no da la felicidad, y que ésta viene de dentro, del corazón. No perdamos la esperanza de que tarde o temprano se van a dar cuenta de que el dinero no hace personas, y de que sin personas, no existe una sociedad de verdadero progreso. Quizás no sabe el Gobierno hacia dónde va, pero los que sí sabemos que no vamos bien, no nos podemos quedar mirando como siguen pasando cosas evitables con nuestros esfuerzos, y con nuestro dinero. Hace falta gastarnos hasta desgastarnos; y que la coherencia no nos abandone nunca.

Gemma Bas Sòlà
Afiliada Partido Familia y Vida
BARCELONA

01 febrero 2008

La Iglesia ante las Elecciones.

Madrid, 30 de enero de 2008

1. Los españoles hemos sido convocados a las urnas para el próximo 9 de marzo. Como en otras ocasiones semejantes, los Obispos ofrecemos a los católicos y a todos los que deseen escucharnos algunas consideraciones que estimulen el ejercicio responsable del voto. Hablamos como pastores de la Iglesia que tienen la obligación y el derecho de orientar el discernimiento moral que es necesario hacer cuando se toman decisiones que han de contribuir al pleno reconocimiento de los derechos fundamentales de todos y a la promoción del bien común.

2. Con tal finalidad pensamos que es éste un momento apropiado para leer y meditar de nuevo la Instrucción Pastoral aprobada el 23 de noviembre de 2006 por la Asamblea Plenaria de nuestra Conferencia Episcopal bajo el título de “Orientaciones morales ante la situación actual de España”. Recordamos algunas ideas fundamentales de esta Instrucción, que han de ser comprendidas, por tanto, en el conjunto de aquel relevante texto.

3. Respetamos a quienes ven las cosas de otra manera. Sólo pedimos libertad y respeto para proponer libremente nuestra manera de ver las cosas, sin que nadie se sienta amenazado ni nuestra intervención sea interpretada como una ofensa o como un peligro para la libertad de los demás. Deseamos colaborar sinceramente en el enriquecimiento espiritual de nuestra sociedad, en la consolidación de la auténtica tolerancia y de la convivencia en el mutuo respeto, la libertad y la justicia, como fundamento imprescindible de la paz verdadera (n. 81).

4. Si bien es verdad que los católicos pueden apoyar partidos diferentes y militar en ellos, también es cierto que no todos los programas son igualmente compatibles con la fe y las exigencias de la vida cristiana, ni son tampoco igualmente cercanos y proporcionados a los objetivos y valores que los cristianos deben promover en la vida pública (n. 50).

5. Los católicos y los ciudadanos que quieran actuar responsablemente, antes de apoyar con su voto una u otra propuesta, han de valorar las distintas ofertas políticas, teniendo en cuenta el aprecio que cada partido, cada programa y cada dirigente otorga a la dimensión moral de la vida. La calidad y exigencia moral de los ciudadanos en el ejercicio de su voto es el mejor medio para mantener el vigor y la autenticidad de las instituciones democráticas (n. 56). No se debe confundir la condición de aconfesionalidad o laicidad del Estado con la desvinculación moral y la exención de obligaciones morales objetivas. Al decir esto no pretendemos que los gobernantes se sometan a los criterios de la moral católica. Pero sí que se atengan al denominador común de la moral fundada en la recta razón y en la experiencia histórica de cada pueblo (n. 55).

6. “Es preciso afrontar - señala el Papa - con determinación y claridad de propósitos, el peligro de opciones políticas y legislativas que contradicen valores fundamentales y principios antropológicos y éticos arraigados en la naturaleza del ser humano, en particular con respecto a la defensa de la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural, y a la promoción de la familia fundada en el matrimonio, evitando introducir en el ordenamiento público otras formas de unión que contribuirían a desestabilizarla, oscureciendo su carácter peculiar y su insustituible función social” (n. 56). La legislación debe proteger al matrimonio, empezando por reconocerlo en su ser propio y específico (n. 41).

7. No es justo tratar de construir artificialmente una sociedad sin referencias religiosas, exclusivamente terrena, sin culto a Dios ni aspiración ninguna a la vida eterna (n. 13). En ese sentido parece que apuntan, entre otras cosas, las dificultades crecientes para incorporar el estudio libre de la religión católica en los currículos de la escuela pública, así como el programa de la nueva asignatura, de carácter obligatorio, denominada “Educación para la ciudadanía” (n.18), que lesiona el derecho de los padres - y de la escuela en colaboración con ellos - a formar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones religiosas y morales. Es necesario promover un gran pacto de Estado sobre la base de la libertad de enseñanza y la educación de calidad para todos.

8. El terrorismo es una práctica intrínsecamente perversa, del todo incompatible con una visión moral de la vida justa y razonable. No sólo vulnera gravemente el derecho a la vida y a la libertad, sino que es muestra de la más dura intolerancia y totalitarismo (n. 65). Una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político de ningún sector de la población, ni puede tenerla como interlocutor político (n. 68).

9. La Iglesia reconoce, en principio, la legitimidad de las posiciones nacionalistas que, sin recurrir a la violencia, por métodos democráticos, pretendan modificar la configuración política de la unidad de España (n. 73). Al mismo tiempo, enseña que, también en este caso, es necesario tutelar el bien común de una sociedad pluricentenaria y - en palabras de Juan Pablo II a los obispos italianos - “superar decididamente las tendencias corporativas y los peligros del separatismo con una actitud honrada de amor al bien de la propia nación y con comportamientos de solidaridad renovada” por parte de todos. Hay que evitar los riesgos de manipulación de la verdad histórica y de la opinión pública en favor de pretensiones particularistas o reivindicaciones ideológicas (n. 74).

10. En este momento de la sociedad española, algunas situaciones concretas deben ser tenidas muy particularmente en cuenta. Nos parece que los inmigrantes necesitan especialmente atención y ayuda. Y, junto a los inmigrantes, los que no tienen trabajo, los que están solos, las jóvenes que pueden caer en las redes de la prostitución, las mujeres humilladas y amenazadas por la violencia doméstica, los niños, objeto de explotaciones y de abusos, y quienes no tienen casa ni familia donde acogerse. Hay que trabajar también para superar las injustas distancias y diferencias entre las personas y las comunidades autónomas, tratando de resolver los problemas más acuciantes, como son el trabajo, la vivienda accesible, o el disfrute equitativo de la naturaleza, compartiendo dones tan indispensables para la vida como el agua y cuidando con esmero el patrimonio común de la creación (n. 80). En el orden internacional, es necesario atender a la justa colaboración al desarrollo integral de los pueblos.

Que el Señor ilumine y fortalezca a todos para actuar en conciencia y conforme a las exigencias de la convivencia en justicia y libertad.

HAZ DE TU VOTO UN SÍ A LA VIDA.